Una nueva maternidad es posible
¡Bienvenida a este artículo del CAMINO ANCESTRAL DE LA MATERNIDAD. Hoy vengo a compartir que una nueva maternidad es posible

Una nueva maternidad es posible
En mi camino como Mujer Medicina, he tenido la oportunidad de acompañar a muchas mujeres de todo el mundo en sus procesos de sanación y preparación para la maternidad. A lo largo de los años, he aprendido que una nueva maternidad es posible, pero para lograrla, necesitamos reconectar con la Madre Tierra y nuestros cuerpos siendo guiados por la sabiduría ancestral, asi mismo sanar nuestras heridas emocionales y liberarnos de los conflictos no resueltos con nuestra madre biológica. Este es un paso fundamental para poder encarnar una maternidad consciente, armónica y auténtica.
Aunque no nos demos cuenta nos convertimos inconscientemente en nuestras madres, repitiendo patrones de conducta y emociones que absorbimos durante nuestra infancia y que aun siguen vivos en la edad adulta. Los reproches constantes hacia ella, las críticas y el juicio solo revelan la falta de afecto y desconexión que sentimos de nuestra madre cuando éramos niñas, todo esto son barreras invisibles que impiden que disfrutemos plenamente de nuestra propia maternidad o se dificulte el camino para ser madres. Aunque logremos concebir y tener hijos, muchas veces esa herida no resuelta nos deja un vacío, una sensación de no estar del todo completas o satisfechas como mujeres y se intensica en nuestro rol como madres, no podemos dar a nuestros hijos lo que no tenemos.
Es desde esta experiencia y conocimiento profundo que quiero compartir contigo la importancia de sanar la relación con nuestra madre biológica para abrirnos a una maternidad más libre, autentica y plena. Este artículo está dedicado a aquellas mujeres que desean explorar una nueva forma de encarnar la maternidad, una que esté vinculada a la espiritualidad de la Tierra y la sanación ancestral.
El vínculo con nuestra madre y su impacto en nuestra maternidad
Desde que llegamos a este mundo, nuestra relación más íntima y fundamental es la que tenemos con nuestra madre. A través de ella, recibimos no solo nuestra vida y un cuerpo físico, sino también las primeras improntas emocionales que influirán profundamente en cómo nos relacionamos con nosotras mismas y, eventualmente, con nuestros propios hijos. Si ese vínculo aun hoy está marcado por conflictos no resueltos, críticas constantes o falta de afecto, estos patrones pueden estarse repitiendo en nuestra propia experiencia de maternidad.
He visto en muchas mujeres cómo los traumas no resueltos con sus madres les impiden disfrutar plenamente de la experiencia de ser madres. A menudo, estas mujeres sienten un profundo resentimiento, una necesidad de ser aprobadas, o incluso una tristeza latente que no logran identificar. En muchos casos, estos conflictos emocionales se manifiestan en problemas de fertilidad o en dificultades para conectar con sus propios hijos de una manera auténtica y amorosa, pues no son reconocidas o carecen de autoridad sobre ellos.
Sanar la relación con nuestra madre no significa que debamos cambiarla o esperar que ella sea diferente. Es un proceso interno que implica aceptar y comprender para liberar el pasado. Desde la sabiduría ancestral tu elegiste a tu madre antes de nacer y estaban pactadas las situaciones que juntas iban a vivir. Tu la elegiste de entre millones en este planeta, porque su esencia es totalmente compatible con tu alma. Asi que para sanar e integrar a tu madre es esencial verla simplemente como mujer con su propia vida, con sus circunstancias y traumas, poder ver su historia con neutralidad y comprender que su vida no solo se basa en ser madre. Al liberar a nuestra madre del peso de la culpa y el reclamos, nos liberamos a nosotras mismas y abrimos espacio para una maternidad diferente y más consciente.
El ciclo de repetición: ¿Cómo nos convertimos en nuestras madres?

Uno de los aspectos más profundos e impresionantes que he observado es cómo, sin darnos cuenta, repetimos los comportamientos de nuestras madres y aunque la rechacemos somos demasiado fieles a ella. Este proceso es en gran parte inconsciente y tiene sus raíces en la necesidad natural de los niños de absorber el entorno emocional y conductual en el que crecen, pero sobre todo el vínculo que tuvimos con nuestra madre en el vientre materno. Incluso si nos prometemos a nosotras mismas que no seremos como nuestras madres, esa energía no sanada a menudo se manifiesta en nuestros propios comportamientos, especialmente cuando nos convertimos en madres.
La maternidad consciente implica tomar conciencia de estos patrones y del vínculo roto con nuestra madre, pero sobre todo estar dispuesta a hacer el proceso necesario de sanación para romper el ciclo de repetición. En mi camino como mujer medicina, acompaño a las mujeres en procesos de sanación para reconectar y sanar a las ancestras y a la madre bilógica. En estos encuentros y sesiones es donde comienzan a surgir las heridas que necesitan ser sanadas. Reconocer esas heridas es el primer paso para sanar y abrirnos a una maternidad autentica y enraizada, una maternidad que no esté marcada por el dolor del pasado.
Sanar la herida materna: Un camino hacia una maternidad sagrada
Sanar la herida con nuestra madre es uno de los pasos más poderosos que podemos tomar en nuestro viaje para encarnar una maternidad sagrada. Este proceso no es fácil, pero es posible y es profundamente transformador. A medida que sanamos, comenzamos a ver a nuestra madre desde una visión sagrada, agradeciéndole por la vida, pero reconociéndola como una mujer con su propia historia, sus propios miedos y dolores. Esta perspectiva nos permite tener más compasión y comprensión, tanto hacia ella como hacia nosotras mismas.
Desde la visión ancestral, nuestra madre es el vínculo primario y el más importante de nuestra vida, nunca jamás experimentaremos un vínculo igual. Liberar el pasado y nuestras expectativas no satisfechas en la niñez es un acto de sanación profunda que no solo nos beneficia a nosotras, sino también a las generaciones futuras. Cuando liberamos el resentimiento y el dolor que hemos acumulado, estamos abriendo el camino para que nuestros hijos e hijas no carguen con esas mismas heridas.
El proceso de sanación comienza por reconocer a la Madre Tierra como la Madre Primordial, eso nos permite conectarnos a otra frecuencia materna y abrazar a nuestra madre desde otra visión para sanarla.
La importancia de la espiritualidad en la maternidad consciente
La maternidad con raíces o maternidad con raíces es un proceso consciente y profundamente espiritual. En mi camino personal, he aprendido que la preparación para ser madre no se trata solo de cuidar el cuerpo físico, tener las vitaminas y los minerales adecuados, sino también de nutrir mi cuerpo con la energía de la tierra, nutrir a mi alma con prácticas espirituales y sanar mis heridas emocionales. Cuando cultivamos una vida espiritual y enraizada, estamos creando un espacio sagrado dentro de nosotras donde la nueva vida puede florecer.
Muchas mujeres con las que he trabajado descubren que, al sanar su relación con su madre y cultivar su espiritualidad, su fertilidad mejora de manera notable. Esto se debe a que los bloqueos emocionales y espirituales que impiden la concepción o dificultan la experiencia de la maternidad se disuelven cuando nos abrimos a la sanación y nos enraizamos en la Tierra. De hecho, muchas mujeres experimentan una transformación profunda que no solo afecta su fertilidad, sino también la calidad de la relación que tienen con parejas y con sus hijos.
El legado de la sabiduría ancestral

En las culturas ancestrales, la maternidad siempre fue vista como un acto sagrado. Las mujeres eran guiadas a través de rituales y ceremonias que las preparaban no solo para dar a luz, sino para ser las guardianas de la vida y de la sabiduría de su pueblo. Se comprendía que la maternidad no solo se trataba de traer una nueva vida al mundo, sino de transmitir una herencia espiritual y de conexión con la Madre Tierra a las generaciones futuras.
Hoy, en nuestra sociedad moderna, muchas mujeres han perdido el contacto con la Madre Tierra y por ende con esta sabiduría ancestral. Estamos invadidas de tecnología y de expertos varones que nos dicen cómo debemos ser como madres y cómo funcionan nuestros cuerpos, pero pocos nos hablan de la importancia de la Madre Tierra en la maternidad, de sanar nuestras heridas y de cultivar nuestra espiritualidad. La maternidad ancestral nos invita a reconectar con esta sabiduría perdida y a redescubrir el poder de ser mujeres conscientes, enraizadas y espiritualmente conectadas.
A través de ceremonias y procesos de sanación, podemos volver a abrirnos a la sabiduría de nuestras ancestras y liberar los patrones negativos que hemos heredado. Este es el camino hacia una maternidad consciente y auténtica, una maternidad con raíces y sabiduría, donde el amor y la conexión espiritual se convierten en la base de todo lo que hacemos como madres.
La nueva maternidad: un equilibrio entre lo ancestral y lo moderno
La nueva maternidad que es posible hoy en día no se trata de rechazar las comodidades y los avances modernos, sino de integrarlos de manera armoniosa con la sabiduría ancestral. Las mujeres de hoy tienen el poder de tomar lo mejor de ambos mundos. Podemos aprovechar los recursos médicos y tecnológicos disponibles como respaldo, al mismo tiempo que honramos y entregamos nuestros poder de dar la vida a la Madre Tierra para vivir una maternidad plena y en confianza.
He visto cómo muchas mujeres, al reconectar con la Madre Tierra, cultivar su espiritualidad y sanar su relación con su madre, descubren una nueva forma de ser madres, una que les permite sentirse completas y satisfechas en su rol. Esta nueva maternidad se basa en la conexión con la Madre Tierra, a los ancestros, al cuerpo, a la matriz y basada en la voluntad para liberarnos de los patrones de dolor que hemos heredado.
Crear una nueva forma de ser madre comienza por integrar a nuestra madre
Sanar e integrar a nuestra madre no es un acto de debilidad, sino de liberación. Cuando la aceptamos como es y cómo fue nuestra historia con ella, estamos dejando ir el dolor que hemos cargado durante años, permitiéndonos abrirnos a una nueva forma de ser madres. Esta sanación e integración no significa que debamos justificar o aceptar todo lo que sucedió en nuestra relación con nuestra madre, sino que nos permite liberar el peso emocional que nos impide avanzar.
Si no recibimos algo de ella es porque ella tampoco lo recibió, no porque no quisiera dárnoslo. Integrar y sanar a nuestra madre es uno de los pasos más importantes hacia una maternidad consciente. Al integrarla dentro de nosotras estamos sanando no solo nuestras propias heridas, sino también las de nuestras hijas y futuras generaciones. Este es el legado de la maternidad sagrada.
Una nueva maternidad es posible para todas las mujeres que están dispuestas a hacer el trabajo interno necesario para sanar sus heridas y reconectar con su sabiduría ancestral. No se trata de seguir un camino ya trazado, sino de crear uno propio, arraigado en el amor, la compasión y la espiritualidad. Incluso más alla de los 40
Sanar la relación con nuestra madre es el primer paso en este camino, y es uno de los actos más poderosos que podemos hacer para abrirnos a una maternidad más auténtica, consciente y sagrada. Si estás en este viaje, te invito a que lo hagas con amor y paciencia hacia ti misma, sabiendo que cada paso que das es un paso hacia una maternidad más plena y feliz.
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¡Nos vemos pronto!
🌹Con amor, Samahia